El transporte público me encanta, hay una especie de aura colectiva que te une a los demás y a la vez te separa mientras te lleva al destino que quieras. Sin embargo, hay cosas que se repiten día tras día, son como leyes de la física o como si RENFE contratase a personas para que cada una cumpla su papel en cada tren. En todo vagón:
- Hay alguien durmiendo
- Hay alguien leyendo
- Hay alguien cotilleando lo que otro lee
- Hay alguien miroteando por el reflejo del cristal (sí, hijo, sí se nota)
- Hay alguien gritando su vida mientras habla por teléfono
- Hay alguien que (hace que) estudia, repasa o subraya los apuntes
- Hay mensajes de megafonía que, o no se entienden o te dan igual pero los escucharás como veinte veces en tu trayecto
- Hay un pobre o un sordo o un todo a la vez pidiendo dinero a cambio de un sinfín de miniobjetos, desde linternas o kleenex, hasta muñecajos para el móvil.
- Hay alguien escuchando música, con sus variantes y posibles:
«Pongo el móvil y molesto a todo el mundo»
«Llevo cascos que parecen altavoces»
- Hay alguien, normalmente de pie, que no sabe adónde mirar
- Las pantallas siempre marcan mal la próxima estación
- Se juega al juego de las sillas, y hay verdaderos profesionales
- El sitio de la ventana tiene prestigio
- Ves a alguien correr desde el infinito para no perder el tren (da igual lo que quede para el siguiente o las prisas que haya, no soportamos ver cómo se va nuestro tren)
- Quitarse el abrigo y organizar las cosas es toda una odisea
- La gente se pide perdón por rozarse
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Sí, me encanta hacer listas.
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Pondré más a lo largo de la semana.
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