9 de noviembre de 2009

¿Cuál es tu papel en la vida?


Un lápiz, un boli, un replay e instrumentos para borrar. Sí, pero ¿y el soporte? El primero sobre los cuadernitos Rubio es completamente cuadriculado, hasta sugiere el tamaño que debe tener la letra sin podernos salir de esas líneas.

Más tarde tenemos el cuaderno de cuadros, que es parecido, solo que ahora tenemos algo más de libertad, podemos escribir lo que queramos. Algunos deliberan y se confunden entre los cuadernos de cuadros y los de rayas (según el grado de encajonamiento que se desee).

Luego vienen los odiados folios (aunque por otra parte nos encantan porque podemos utilizar el tippex sin que se note que se han borrado las líneas) y al igual que ocurría al repasar el lápiz con boli, todos queremos que parezca que lo hacemos perfecto sin que se vean los fallos; ahí entra la función falsilla. Una de las pocas veces en las que das gracias por que los rotuladores calen. Entonces te prohíben usar falsilla (¿antes te obligaban a escribir a cuadros y ahora te prohíben tener una guía?), y como cuando tienes que decidir por primera vez, primero lo haces con miedo, te tuerces, te maldices por torcerte, no dejar márgenes y apelotonar las letras. Luego le vas cogiendo el tranquillo y consigues escribir con tu propia letra, sin guías, sin falsillas, sin espacios determinados y sin límites de longitudes. Más limpio, más cuidado, más blanco, más tippex.

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