22 de diciembre de 2009

Conociendo a los invisibles

¿Vosotros no tenéis también la sensación de que hay personas que no conocéis mucho pero que sabéis que si así fuera os llevaríais muy muy bien? Hoy he hecho recuento de esas personitas que desconocen que las veo como tales, que las veo especiales, que sé que tienen un montón de cosas dentro de las que podría aprender, vivir y disfrutar. Son personas que, por H o por B no forman parte de mis allegados, ni estaría invitada a sus cumpleaños ni me llamarían por teléfono para tomar un café. Probablemente he compartido algunas palabras con ellas, o incluso a veces es gente con la que no he tenido oportunidad de hacerlo y sólo (¿sólo?) hemos tenido una mirada pasajera.

Todas ellas tienen algo en común: son alegres. No siempre están alegres ni estáticas, claro que no, a veces están enfadadas o decaídas. Pero la energía que transmiten en la mayoría de las ocasiones es positiva, muy positiva.

Supongo que en realidad podemos elegir a quién conocer, con quién juntarnos, qué compartir... Pero siempre hay un gran factor random o incluso un dejarse-llevar que hace que te encuentres en una situación y acabes preguntándote cómo llegaste hasta ahí. Y echas de menos el origen para poder conocer a esas personitas de verdad, sólo que, bueno, también me gustan mis conocidos. Así que intentaré escarbar un poco más en esos grandes invisibles y misteriosos que desconocen mi punto de mira. A veces estáis ahí siempre, a veces sois fugaces.

5 cuchicheos:

Anónimo dijo...

muchas veces además sentimos que es demasiado tarde ya como para cambiar la situación, aunque realmente no es así porque no se ha hecho nada malo, pero está ahí el pensamiento y lo dejamos pasar.
Una pena la verdad pero somos así.

Imil dijo...

si, es lo que decia en otra entrada: the eternal fear of change.

Aun asi es verdad que es mas facil conocer a las personas de individuales que cuando ya han formado grupos :)

Anónimo dijo...

Nunca es tarde para nuevas amistades. Sobre todo si son alegres

Entropi@ dijo...

Yo no dejo de conocer gente. La jodienda es que, cuanta más gente conozco y más rica es mi vida social y más ancha mi agenda de contactos, más cara es mi factura del telefono y menor el tiempo que tengo para prodogarme entre unos y otros. Supongo que es el precio a pagar por negarse a seguir conociendo gente interesante.

P.D: ¿Quedamos a tomar un té? Con las gafas de ver lo invisible puestas, claro.

Imil dijo...

si, y lo peor que se puede hacer es ver lo de quedar como una obligación!! :P


A mí el té no me va demasiado pero me tomaré un cafelillo contigo encantada :D

Publicar un comentario

* ¡A comentar se ha dicho! *