20 de junio de 2010

Knockin' on heaven's door

Me encanta tener que preocuparme por si voy a calcular bien el tiempo para llegar probablemente con 10 minutos de adelanto o de retraso. Me gusta poder pensar que un día ha sido raro porque he recibido menos abrazos de lo habitual. Es increíble cuando tiendes a pensar que se puede considerar importante que tengas la orientación de una gallinita ciega o que te cuesta lanzar un frisbee para que vaya en la dirección correcta. Es alucinante que uno de los mayores inconvenientes sea la hora de llegar a casa para no estar demasiado cansado.

A lo mejor parezco masoca y que me encanta deprimirme por los detalles menos importantes. No es así. Lo increíble de todo esto es que no tengo nada más de lo que preocuparme.

Gracias, a todos.

2 cuchicheos:

Víctor dijo...

Lo fantástico, en mi opinión, es que te des cuenta de lo felizmente despreocupada que es tu vida.

Anónimo dijo...

Eso es porque en tu cabecita falta alguna parte esencial... como por ejemplo el hipocampo...

Publicar un comentario

* ¡A comentar se ha dicho! *